Hacer que los jóvenes tengan curiosidad por saber. Engancharles a asignaturas injustamente temidas, como las matemáticas y la tecnología. Inculcar a las niñas el deseo de convertirse en científicas. Acudir al teatro en tiempo escolar. Visitar los montes y hacer que los chavales y chavalas aprendan a amar la naturaleza y respetar a los animales. Infundir a las nuevas generaciones el respeto hacia las personas con diversidad funcional. Esta es la ingente tarea que tienen por delante los docentes, parte fundamental de la sociedad. Así ha quedado claro en la entrega de premios de la Fundació Princesa de Girona (FPdGi), ceremonia que ha tenido lugar esta tarde en el Museu de les Aigües de Cornellà del Llobregat (Barcelona). Por primera vez, todas las galardonadas han sido mujeres.
