En 15 años, el profesorado en nuestro país ha perdido las ganas por dar clases. Tan solo el 24% muestra ilusión, frente al 60% que lo hacía en 2007. La acumulación de tareas, muchas de ellas burocráticas, y la falta de libertad para usar materiales propios y sentirse valorados, está detrás de este desgaste.