Grupos de quince alumnos en todos los niveles educativos, desde Infantil a Primaria y, por lo tanto, desdoble de prácticamente todas las unidades, más plantilla, más formación, equipos informáticos para profesorado y alumnado, regulación del teletrabajo, un mayor presupuesto, organización de los recreos y los comedores escolares desde la propia consejería... Son las más importantes pero no las únicas peticiones que los sindicatos docentes pusieron ayer sobre la mesa. A un mes y medio del inicio del curso (arranca el 1 de septiembre de forma oficial, aunque las clases comiencen el 10), la Consejería de Educación abrió ayer la negociación con los sindicatos para diseñar el nuevo curso, complicado como nunca, ante la necesidad de convivir con el coronavirus.
La negociación parte del borrador presentado esta misma semana por la consejería, que establece básicamente un curso presencial, con aulas de hasta 20 alumnos hasta cuarto de Primaria, para lo que contratará a 400 profesores más. El resto de niveles continuarán con las mismas ratios (hasta 33 estudiantes en Bachillerato) y se descarta la enseñanza mixta presencial y telemática. Además, se ha decidido que los fondos extraordinarios para Educación que transferirá el Gobierno se destinen íntegramente a la enseñanza pública. Y esto último es prácticamente lo único que ha gustado a los sindicatos. Ante todo lo demás ya mostraron su rechazo y ayer se lo trasladaron al nuevo director general de Personal. Este inicio de negociación, calificado por algunos de «paripé» sirvió básicamente para dos cosas: para dejar claro que el plan de la consejería no podía estar más alejado de los planes que tienen los sindicatos y para que Educación tomara nota de esas propuestas y se emplazaran a seguir hablando el lunes.