Más del 30 por ciento de los docentes (31%) confiesa que ser intimidado o insultado por los alumnos es su principal fuente de estrés. También este se dispara por otras cuestiones como adaptar las clases a los niños con necesidades educativas especiales (NEE), cuyo porcentaje es del 28% y la atención al bienestar y salud mental de los alumnos, con el mismo porcentaje anterior.