La crisis sanitaria ha supuesto una "extraordinaria prueba de estrés" para el sistema educativo, que "ha puesto de manifiesto las necesidades de modernización que tiene para alcanzar los niveles de excelencia y equidad de un servicio público esencial para asegurar el crecimiento personal, el desarrollo económico y la convivencia democrático", ha asegurado la ministra, quien ha destacado también el "esfuerzo colosal" de "los docentes, las familias y los propios estudiantes (…) para adaptarse a la nueva situación y mantener los aprendizajes".
Desde el inicio de la crisis y la declaración del Estado de Alarma, el pasado 14 de abril, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) ha trabajado siguiendo tres líneas fundamentales de acción: "Cuidar a las personas como principio fundamental, adecuar el sistema educativo a la necesidad de continuidad del aprendizaje y coordinar con las comunidades autónomas las actuaciones a realizar".
De acuerdo con esos mismos principios de cuidar, adecuar y coordinar, el MEFP seguirá desarrollando sus líneas de trabajo, ya anunciadas por la ministra Isabel Celaá en su primera comparecencia en el Congreso en febrero de 2020, pero que se han revelado como esenciales durante la pandemia.