“Eran las 9.10 y abrí la puerta porque insistían mucho, pero le dije a una madre que no podía pasar a la escuela. No me dio más palabra, me agarró del cuello, me arañó y me zarandeó mientras me insultaba. Yo no salía de mi asombro porque no la conocía de nada, pero tras alejarse volvió y me agarró otra vez del cuello hasta que un joven se interpuso y la frenó. Me hice pipí encima”.
La profesora de infantil Elena (nombre ficticio) relata con tristeza la agresión que sufrió hace cinco años en una escuela de Granada. Denunció y el juez condenó a su agresora a un año de prisión y 1.200 euros de multa, pero durante dos meses Elena acudió a una psicóloga para aliviar su sentimiento de culpa y padeció amenazas continuadas que hoy le impelen a preservar su identidad.