lunes, 30 de septiembre de 2019

Una carrera de fondo


Son siete de los 1.026 opositores que este curso pasaron las pruebas del cuerpo de maestros para Castilla y León y acaban de comenzar sus prácticas en diferentes centros educativos. Siete ejemplos, zamoranos, de que el esfuerzo tiene recompensa. Así lo corrobora Ana María Ramos Macías, maestra de Primaria en el CEIP Alejandro Casona de la capital, con una amplia experiencia en presentarse a estas oposiciones, pues la primera vez fue en 1994, nada más finalizar sus estudios de Magisterio en Zamora. "Saqué muy buena nota y aunque creí que al faltarme experiencia no tendría nada que hacer, comencé ya con las sustituciones", recuerda.

En cada convocatoria no ha perdido la oportunidad de intentar conseguir su plaza. Y siempre habiendo estudiado. "Nunca he firmado y he salido del examen, mi moral no me lo permitía, pero sí es cierto que unos años he podido estudiar más que otros, porque, mientras tanto, he planificado mi vida familiar, he tenido un hijo, he preferido estar a media jornada...", explica. Sin dejar de trabajar de una forma continua como interina desde el año 2000, reconoce que no tener la plaza era "una espina clavada", por lo que decidió en 2016 acudir a un preparador en Valladolid. "Me dijo que iba a ser muy exigente y que si no me iba a dedicar al 100% al estudio, no me animaba a continuar", relata. Así que estuvo durante tres meses de prueba, con una ingente tarea cada semana. "Basta que me dijera eso para que yo me empeñara más en sacar la plaza", asegura, describiendo una oposición como "algo totalmente diferente a un examen de la facultad. Aquí tienes que ser el mejor entre los mejores, por eso yo le dediqué dos intensos años", subraya.



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